sábado, 29 de agosto de 2009

Roja Inocencia




Roja Inocencia

princesa que habla con lobos



Entré muy despacio al cuarto de mamá, ella suele enojarse mucho cuando entran a su habitación, pero tengo trece años y ciento una curiosidades inevitables por conocer los secretos de una mujer. Mi hermana no habla mucho de eso, al menos no con migo, ella y mamá suelen llevarse mejor, tal vez sea porque soy la más chica y aun no me a llegado aquello de la menstruación, entonces siguen viéndome como una niña. Entré muy despacio casi de puntitas para provocar el menor ruido, el cuarto se encontraba muy oscuro, busqué el interruptor, lo presioné. Ante mis ojos se abrió un nuevo universo, el universo de lo que significa ser mujer, bueno eso pensé. La habitación se encontraba pintada de color rojo con blanco y la cama era como las que salen en las novelas antiguas, con un mosquitero y una colcha en color rojo con las almohadas blancas, quise acostarme en ella pero tuve miedo de quedarme dormida, que mamá llegara y me pusiera unos buenos catorrazos. Caminé hacia un tocador con un espejo al centro que reflejaba mi cuerpo menudo y mis ojos verdes llenos de emoción, el mueble se encuentra justo frente a la cama y quede maravillada con todas las cosas que se encontraban sobre éste, botellas de perfume, de muchos tamaños, formas y aromas, pulseras de oro y collares grandes como suelen usar las divas de la opera, tomé una botella de perfume que tenía forma de boca y esparcí un poco de perfume por la recámara, el olor a rosas invadió la habitación, fue un sueño, por un momento sentí que era una gran artista. Mi mamá es artista o eso dice mi hermana cada vez que le pregunto sobre el trabajo de mamá, pero ahora que veo su cuarto creo que dice la verdad, tiene muchas pelucas de diferentes colores y sombreros de todo tipo de formas, desde los de hongo hasta los de grandes plumas, es raro pero no vi ni una sola foto de mi hermana ni mía, ella nos quiere mucho, pero nunca habla de nada acerca de su vida, solo nos pregunta cosas y nosotras se las contestamos, nunca hablamos de ella y mucho menos de papá, y no es que me importe, no lo conozco pero me gustaría que me contara cómo era. Me acerqué a su closet y al abrir las puertas los vestidos invadieron mi vista, eran muchos y ninguno se parecía a otro, mamá acostumbra usarlos mucho y muy pocas veces la he visto con pantalones, todo el día trabaja y a veces también la noche, no tengo mucho tiempo de verla, pero puedo decir que mi madre es una mujer muy bella, todos los vecinos la critican, hablan cosas feas y absurdas, pero estoy segura que lo dicen por envidia ya que todas esas comadres chismosas no se ven con las piernas torneadas y el vientre plano que mamá tiene, mucho menos los ojos color verde que la hacen verse siempre tan exótica, sus caderas se mueven al ritmo del viento, suave y elegante, cual un venado, todos la voltean a ver parece un ser místico, que no es más que una fantasía. Busqué en el zapatero y encontré unos zapatos de tacón color negros con flores blancas en los costados, me los coloqué y pareciera que hubieran sido hechos para mí, camine, uno, dos, tres, pasos, mis piernas temblaban, cuatro pasos, caí al suelo, me levanté y fui a colocarlos otra vez en su lugar, me llamó mucho la atención un vestido color azul con bordados en lentejuela, me hizo recordar una vez que mamá llegó como a las doce de la noche con un señor de traje muy elegante, según Adriana, mi hermana, era un representante muy importante en el mundo de la televisión, y vino con mamá por que la quería contratar para una película; si yo fuera ese señor no lo pensaría ni dos veces, a mamá todos la quieren, en especial los señores de trajes elegantes, porque muy seguido vienen a visitarla pero ya muy noche yo nunca me entero de lo que hablan siempre me quedo dormida, supongo que nunca concretan nada, ya que a mamá no la he visto en películas o en las revistas, lo más seguro es que sólo le ofrecen papeles secundarios, pero mamá no los acepta, ella solo pide de protagonista, y la verdad tiene todo el derecho de hacerlo, aunque Lucía, una amiga, dice que mi mama no trabaja en el mundo artístico y que ella ya no puede hablar con migo por que yo seré igual que mi madre, me dio mucho coraje escucharla decir esas palabras, mamá es toda una mujer respetable y bella, le contesté y Lucía con un gran grito dijo que lo único respetable que tenía mamá eran los ojos, porque ella no era más que una mesalina y mi casa era una mancebía, al escuchar eso me quedé completamente callada, no entendí nada de aquellas palabras y mejor regresé a casa, cuando llegó Adriana lo primero que hice fue preguntarle porque decían que mamá era una mesalina a lo que Adriana muy encorajinada dijo que Andrea, Adriana siempre le llama por su nombre a mamá, se ganaba la vida de una manera diferente que otras señoras, pero que eso no quería decir que no fuera digna y peor que las otras mujeres, simplemente sabía hacer uso de su belleza y bien que mal no nos falta nada. Escuché que abrieron la puerta del departamento y rápidamente apagué la luz y corrí a asomarme por el orifico de la chapa, era mamá que venia acompañada de un señor y mi hermana, los tres se sentaron en la mesa, mamá se veía muy hermosa, traía un vestido muy corto en color rojo y su cabello suelto. Cuando crezca quiero ser como ella, una muy bella mesalina sin importar que diablos sea eso, algún día me enteraré no me cabe la menor duda y eso lo decidí cuando la escuche hablar y dijo que la belleza era la condición número uno si se usa sabiamente, el señor comenzó a reírse y en eso mamá y mi hermana bebiendo su champaña estuvieron de acuerdo. Después me quedé dormida.

0 Comments:

Post a Comment



Template by:
Free Blog Templates